¡Hola! Me llamo Mónica Arce y soy la creadora de Indómita, sus manos y su corazón.
Me crie en un pueblecito del norte de Burgos; en una zona llena de verdes acunados por el canto de los pájaros, el susurro del viento y el murmullo del rio.
Siempre he tenido una mente curiosa y me encanta aprender. De pequeña probé todas las actividades artísticas que tenía a mi alcance. Además de joyería he estudiado psicología y arteterapia, y concibo la expresión artística como una forma de autoconocimiento.
Soy una persona llena de contrastes. Tengo una gran sensibilidad, pero también mucho carácter. Para algunas cosas soy muy cuidadosa y observadora, y para otras totalmente caótica. Soy amante de mis raíces y de la vida sencilla, pero he sido bastante viajera y he vivido en distintas ciudades y países. Como ves, soy una persona compleja.
Soy poco amiga de lo normativo. En mi casa me decían que era una indómita, así que decidí elegir este nombre, tan familiar para mí, como refugio a mis creaciones, donde puedo dar espacio a esa rebeldía de ser auténticamente yo.
¡Indómita rinde homenaje una parte que existe en cada una de nosotras. Es una parte intuitiva, natural y salvaje. Una parte autentica y rebelde que se manifiesta sin pedir permiso, como una planta que crece entre el asfalto. Es un homenaje a la belleza de lo natural.
“No hay nada más raro, ni más hermoso, que una persona siendo irreverentemente ella misma; cómoda en su perfecta imperfección. Para mí es la verdadera esencia de la belleza”
Steve Maraboli
Este proyecto se ha gestado a fuego lento, a base de horas de trabajo, experimentación y errores. Mi visión de las joyas supera el campo de lo meramente decorativo y se abre a un mundo donde se convierte en un objeto que acompaña a su portadora, que puede contener ideas o historias, y que lleva un poco de las manos que lo elaboran.
Estos pequeños objetos van trazando hilos que conectan mi naturaleza interna con la de mi entorno natural, que es una gran fuente de inspiración. Indómita se detiene en un pequeño detalle inadvertido, en un momento, forma o textura y se deleita contemplándolo y admirándolo cual objeto precioso. Y así se elabora después; de forma artesanal, desde la mirada de algo especial, con esmero y con mimo.
“Nuestra relación con el objeto industrial es funcional; con la obra de arte, semirreligiosa; con la artesanía, es corporal […] En verdad no es una relación, sino un contacto.”.